Día
Mundial de la Poesía. (21 de Marzo)
Aparte de celebrarse la
primavera en el hemisferio norte, el 21 de Marzo se celebra el Día mundial de
la Poesía aprobado por la UNESCO durante
su 30º periodo de sesiones, que se
celebró en París en 1999.
La poesía nos acompaña
día a día; por la mañana, por la tarde, por la noche y por la madrugada. Es
parte fundamental de la vida, es una manifestación libre de la palabra, es todo
aquello que ves y también todo aquello que no puedes ver. Está donde quiera,
incluso a donde se desvía la mirada para no verle más.
La ciudad y sus
entrañas crean imágenes poéticas; en la cola de las tortillas, en los chicos desalineados
que cargan sus útiles para irse de pinta, en los vendedores ambulantes que cada
día son más, en los sudorosos atrás del volante que arriesgan la vida de los
pasajeros, en los ruidos típicos de un cuello de botella a la hora pico, en las
calles cerradas por reparaciones y que quedan peor que antes, en los puentes
que sirven sólo de adorno, en los semáforos descompuestos, en el humo de
aquellos que no verifican sus cafeteras, en los bancos y cajeros que se
abarrotan en quincena, en las tiendas de auto servicio que han desplazado a los
minisúper, en los gritos de las madres desesperadas porque los hijos obedezcan,
en las chanclas volando por la cabeza de esos mismos, en la señora de los
tamales y el atole en la esquina más próxima y cercana a nuestros hogares, en
el señor que sustenta a su familia con la vendimia de los taquitos de canasta,
en el puesto de las memelas, los molotes, las chalupas, las cemitas, en los
clásicos tacos árabes, al pastor, de nana, de buche, cachete, lengua y ojo.
Pero también
encontramos a la poesía en el rocío del amanecer; en el alba, en las aurora
boreal, en la luminosidad de la noche cuando hay luna llena, en el cantar de un
grillo solitario, en la lágrima que rueda sobre la mejilla de los padres que
acuden a los festivales de sus hijos en el colegio, en los paseos dominicales
en familia que refuerza los lazos de comunión entre sí, en la torcida sonrisa
del que se enamora a primera vista, en el bostezo de los niños de la guardería
de doña Conchita, en los alegres pichones, palomas y urracas que anidan en los
balcones de los edificios faltos de mantenimiento, en el atrevimiento y descaro
de los frentes fríos que generan, lluvia, frío y viento en plena primavera.
Este día mundial de la
poesía lo festejan con algarabía y brío los poetas, los aspirantes a poetas,
las instituciones dedicadas a la difusión de la palabra dando y creando
espacios para la oratoria y declamación de la poesía emergente y la consagrada.
Se presentan estudiantes y profesionales en la materia para exponer y tirar sus
versos al viento con la fe de que estos lleguen a algún incauto que se sienta
seducido por la idea de escuchar poesía y dejarse atropellar para ser llevado
al cobijo de la prosa de los sedientos de contar y contar lo que miran,
escuchan y sienten a través de sus emociones.
Enrique Caro.