domingo, 15 de noviembre de 2015

Buenos días.

Que esta mañana vagues por las calles de nuestra historia
busca cada recuerdo, cada momento, cada instante
que no tuviste junto a mí.

Que en cada  esquina,
en cada parada del autobús, cada café,
cada restaurante veas pasar mi silueta alejándose de ti,
que caigas de rodillas
y tu grito pueda escucharse al otro
lado del mundo.

Ce soir,
chaque fois que tu écoutes ces chansons,
nous chansons, qui ouvrent la
blessure dans ta poitrine et
ne peut jamais fermer.

Que esta noche,
los miedos inunden tu alcoba, 
que me necesites más que nunca…

Tus manos se acartonen en su piel y tus besos
sean salados, pero tan salados que quemen
sus labios.


Que no puedas ni llorar porque quieres
pronunciar mi nombre en sus brazos,
que sientas tanta repulsión hacia ti por
amarme y no tenerme , que tus deseos
se desplomen letra a letra frente al espejo,
que la miel que pruebes  te sepa amarga
y los rosales sólo te den tallos y espinas,
que en cada palabra suya escuches mi voz
y que te duela tanto que no puedas
respirar por el nudo en la garganta.

Bon soir…  

                                           Enrique Caro.



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